Más de 2.000 personas se acercaron hasta Sesma para disfrutar de la decimotercera edición de la feria del Artesparto, una jornada que se ha convertido en un referente dentro de Navarra. La lluvia, que había amenazado los días previos, no hizo acto de presencia por lo que mucha más gente se animó a acercarse hasta esta población.
A las 10.30 horas se inauguró esta cita en la que, como marca la tradición, los vecinos que hilaban el esparto para ganarse la vida volvieron a demostrar cómo lo hacían. Más de una decena de sesmeros y sesmeras enseñaron a trenzar esta planta que actualmente continúa creciendo en los campos sin cultivar de Sesma. Con un sentimiento de nostalgia, pero sin perder la sonrisa, Mari Sádaba, María Jesús Mangado, Rosario Etayo y Dorita Zábal, entre otras, recordaban su época de juventud en la que el esparto era su sustento. "Cuando éramos jóvenes nos pasábamos horas trabajando con el esparto, algo que aprendimos de nuestros padres. Este día es muy bonito porque a nosotras, personalmente, nos trae muchos recuerdos. Es una pena que los oficios desaparezcan pero claro, ahora sería impensable volver a vivir de esta manera", aseguraba Mari Sádaba.
Con las manos algo rojas, estas mujeres elaboraron durante horas elementos con el esparto, un resultado que requiere de un proceso previo muy meticuloso. "Lo primero que hay que hacer es arrancar el esparto del campo y luego hay que colocarlo en majas, ponerlo a remojo y taparlo durante un día. Después de estas horas de reposo, el esparto ya está listo para empezar a darle forma", apuntaba Sádaba que añadía que "así vivimos durante muchos años y fuimos muy felices".
En esta edición se batió, además, el récord de participación. Un total de 56 puestos de artesanía y productos gastronómicos llenaron la plaza de la Diputación de Sesma y las calles próximas. En ellos se pudieron encontrar desde elementos de alfarería y bisutería, hasta alimentos como quesos, tartas y encurtidos y aceites.
Otro de los platos fuertes de la mañana fue la degustación de migas. Cerca de 10 personas voluntarias cocinaron unos 200 kilos que se agotaron en muy poco tiempo. Los primeros años en la feria se preparaban seis cacerolas de migas y desde hace unos años, debido a que cada vez acude más gente a esta cita, se han pasado a cocinar ocho, cifra que el año que viene volverán a incrementar porque el éxito de esta edición ha sido "absoluto".
Por su parte, la Paticuesta Band ofreció un pequeño concierto al lado de la iglesia.
Se trata de una cita marcada en rojo en el calendario de los vecinos de Sesma, tanto para los más mayores, como para los más jóvenes. "La feria del Artesparto es lo mejor. Todos los años nos juntamos la cuadrilla de amigos para comer y disfrutar de este día", afirmaba la sesmera María Casadamón.
Este año, además, el Centro Etnográfico, que acaba de ser rehabilitado, abrió sus puertas para mostrar la historia y la tradición del municipio ribero. En el interior del edificio se mostraron dos libros del siglo XVIII que han recuperado varias personas voluntarias del Archivo Histórico de Sesma y que tratan sobre la ermita de Los Remedios.